GPT-5: El último fracaso de OpenAI y las promesas incumplidas de la inteligencia artificial

OpenAI había lanzado recientemente una actualización de ChatGPT que se esperaba transformara la inteligencia artificial emulando el razonamiento de un profesional altamente cualificado. Sin embargo, los usuarios pronto se percataron de que el modelo, llamado GPT-5, no alcanzaba las expectativas. Desde fallos claros en tareas sencillas hasta un cambio de comportamiento que decepcionó a quienes confiaban en versiones anteriores, GPT-5 ha sido objeto de numerosas críticas, lo que llevó a la empresa a dar marcha atrás y presentar soluciones temporales. Este evento destaca los retos y la brecha entre lo prometido por una IA avanzada y la realidad de un sistema que aún no ha logrado superar algunas limitaciones esenciales.

De la promesa al fiasco: las expectativas incumplidas

Sam Altman, el CEO de OpenAI, presentó GPT-5 como el próximo gran paso en la evolución de los modelos de inteligencia artificial. Con un tono de gran confianza, Altman lo comparó con la transición que vivió el iPhone de los antiguos modelos de píxeles gigantes a las pantallas Retina, sugiriendo que esta nueva versión de ChatGPT sería una revolución tecnológica que cambiaría la forma en que los usuarios interactúan con la IA. La expectativa era enorme, tanto en la comunidad tecnológica como entre los inversores, que habían apostado miles de millones por el potencial de OpenAI.

Sin embargo, tan pronto como los usuarios comenzaron a interactuar con el nuevo modelo, la sorpresa y la decepción se hicieron evidentes. A pesar de las promesas de un modelo «de doctorado», GPT-5 cometió errores básicos y evidentes. Un ejemplo de esto ocurrió cuando el periodista Tim Burke pidió a la IA un diagrama de los primeros 12 presidentes de Estados Unidos, solo para recibir una imagen errónea con nombres mal escritos, como «Gearge Washingion» y «William Henry Harrtson». Además, GPT-5 tampoco logró etiquetar correctamente un mapa de los Estados Unidos, identificando a Vermont incorrectamente y creando nombres ficticios como «Yirginia». Este tipo de fallos resultó en una avalancha de burlas en las redes sociales, alimentando la percepción de que el modelo no estaba a la altura de lo prometido.

Un diseño de carácter neutral y resultados no muy confiables

Además de los errores evidentes, otra gran crítica fue la falta de personalidad en la nueva versión. Los usuarios que estaban acostumbrados a la interacción dinámica y relativamente “humana” de versiones anteriores se encontraron con un GPT-5 mucho más plano y mecánico en sus respuestas. La IA perdió gran parte de la calidez y flexibilidad que caracterizaban a su predecesor, algo que dejó a muchos usuarios insatisfechos y frustrados.

El cambio de personalidad no fue el único inconveniente. Los usuarios también se quejaron de que el nuevo modelo fue incapaz de realizar tareas simples que ChatGPT-4 había manejado sin problemas. Según varios comentarios, GPT-5 mostró dificultades al gestionar tareas simples de organización, como la creación de listas o la asignación de fechas en un sistema básico de trabajo. Los fallos constantes llevaron a más de 4,000 personas a firmar una petición en Change.org pidiendo el regreso de GPT-4, la versión anterior que había sido retirada tras el lanzamiento de GPT-5.

El retorno de GPT-4 y la respuesta de OpenAI

La rápida respuesta de OpenAI a las críticas revela la falta de preparación de la compañía para el lanzamiento de GPT-5. Sam Altman, sorprendido por la mala recepción, se vio forzado a realizar control de daños y declaró que la versión anterior de ChatGPT, GPT-4, volvería a estar disponible para los usuarios de pago. Asimismo, Altman admitió que anticipaban ciertos problemas al presentar tantas innovaciones a la vez, pero el grado de caos y descontento superó con creces las expectativas de la empresa.

Este cambio en la táctica genera preguntas sobre la habilidad de OpenAI para crear productos comerciales que, además de satisfacer las expectativas tecnológicas, sean prácticos y beneficiosos para los usuarios en su día a día. La compañía, que todavía no ha registrado beneficios a pesar de su elevadísimo valor de mercado de 500,000 millones de dólares, se enfrenta a una encrucijada: ¿podrá OpenAI seguir liderando en un entorno de expectativas exageradas y competencia en aumento dentro del sector de inteligencia artificial?

Un futuro incierto para OpenAI y la IA generativa

El caos generado por el lanzamiento de GPT-5 plantea importantes preguntas sobre el futuro de OpenAI y de la inteligencia artificial generativa en general. Mientras empresas competidoras como Grok de Elon Musk luchan por conseguir una base sólida de usuarios, la comunidad crítica, encabezada por voces como la del investigador Gary Marcus, destaca las deficiencias de los modelos actuales. La IA generativa sigue siendo un campo de experimentación, y aunque promete mucho, sigue siendo incapaz de cumplir con las promesas que se le hacen.

En un mundo donde las expectativas sobre la IA están constantemente elevándose, el fracaso de GPT-5 podría ser un punto de inflexión. La brecha entre las promesas de una inteligencia artificial avanzada que puede superar al ser humano y la realidad de un sistema aún propenso a errores parece seguir creciendo con cada nuevo modelo. Solo el tiempo dirá si OpenAI puede corregir el rumbo y ofrecer una IA que esté a la altura de las expectativas de los usuarios y de los inversores.

Por Naomi Reynolds

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