La RFEF despide a Jorge Vilda como seleccionador de fútbol femenino | Fútbol | Deportes

Pedro Rocha, presidente interino de la Real Federación Española de Fútbol, le ha comunicado este martes a Jorge Vilda su destitución al frente de la selección de futbol femenina, que bajo su dirección se proclamó campeona del mundo el pasado 20 de agosto. Vilda es el primer damnificado del tsunami desatado en la federación tras el beso no consentido de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso y el agresivo discurso pronunciado por el dirigente granadino en la asamblea en la que anunció que no dimitiría. “La RFEF agradece su labor al frente de la Selección y en sus funciones de máximo responsable deportivo de las selecciones femeninas, así como los éxitos cosechados durante su etapa coronados con la reciente consecución del Mundial. Ponemos en valor su intachable conducta personal y deportiva, siendo una pieza clave en el notable crecimiento del fútbol femenino en España. Durante su extensa etapa, Vilda ha sido promotor de los valores del respeto y la deportividad en el fútbol”, resolvió el comunicado de la federación. Una hora más tarde, la RFEF hacía oficial el relevo en el banquillo, pues designó a Montse Tomé, hasta ahora la segunda de Vilda, como la nueva seleccionadora nacional.

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Tras proclamar Rubiales que “el falso feminismo en España es una lacra”, Vilda fue uno de los asistentes a la asamblea que aplaudió. Su convencido batir de palmas, provocó que la vicepresidenta en funciones, Yolanda Díaz, pidiera su dimisión y la del técnico de la selección masculina absoluta, Luis de la Fuente, que también aplaudió.

Las palabras de Rubiales y los aplausos de Vilda provocaron que el sindicato Futpro emitiera un duro comunicado firmado por más de 80 jugadoras, incluidas las 23 campeonas del mundo, en el que anunciaban que no volverían a la selección “mientras continuaran los actuales dirigentes”. Aunque Rubiales se ha negado a dimitir, durante estos días han sido consultadas por el que era el director federativo del fútbol femenino, el presidente de la territorial navarra Rafael del Amo. Este fue el único dirigente que pidió cara a cara a Rubiales su dimisión en la reunión previa a la asamblea. Del Amo será repuesto en su cargo por Rocha.

En la citada asamblea, que aceleró que la FIFA le suspendiera por 90 días, Rubiales también interactuó con Vilda y le dejó encargado a Pedro Rocha que le ampliara el contrato por cuatro años y, además, que su sueldo pasara de 170.000 euros a 500.000. La histriónica alocución de Rubiales, en la que incluyó una descripción del beso a Jennifer Hermoso en la que se presentó como víctima, causó estupor.

Además, también provocó que la jugadora internacional escribiera en sus redes sociales: “Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista y sin ningún tipo de consentimiento de mi parte”. Acto seguido, añadió en negrita: “Sencillamente, no fui respetada”. Hermoso se vio obligada a denunciar que las palabras de Rubiales, “explicando el desafortunado incidente” fueron “categóricamente falsas y parte de la cultura manipuladora que él mismo ha generado”. Y siguió: “El beso no fue consentido ni de mi agrado”. “¿Un piquito?’, le pregunté. ‘Vale’, me contestó”, había descrito el dirigente.

La salida de Vilda no se entendería sin su enfrentamiento al vestuario. El poco consenso entre las jugadoras pesó más que su historia en la federación: dos europeos sub-17, un europeo sub-19 y el mundial de Nueva Zelanda y Australia. “Me parece una injusticia. Es un entrenador con un palmarés espectacular”, asegura un empleado de la federación. Pero Rocha no se necesita un buen currículo, al contrario. Buscaba bajar la tensión. “Jorge era una cabeza de turco fácil para Rocha”, las mismas fuentes de la federación. Un gesto que las jugadoras agradecen.

En la expedición del Barcelona durante la gira de México, las jugadoras estaban atentas a la situación de Vilda en la federación. “Ahora hay que apretar, ahora es el momento de apretar”, alertaba una de las referentes del Barça, presente también en Australia y Nueva Zelanda, cuando la FIFA suspendió de manera provisional a Rubiales y el puesto de Vilda comenzó a tambalear, más acorralado después de aplaudir efusivamente el discurso del exmandatario, a pesar de que rectificara un día más tarde y condenara la actitud de Rubiales, tanto en el palco como en el podio y su beso no consentido a Jennifer Hermoso. “El viernes lo aplaudió porque piensa igual que Rubiales, pero el sábado mandó esa carta para no quedarse sin trabajo. Él es así. Hace lo que sea todo por salvarse”, se queja una de las futbolistas del Barcelona.

Vilda nunca se sintió respaldado por el grupo. Sabía que la falsa calma que había durante el Mundial era justamente eso: una falsa calma. Hubo un tiempo, sí, que el técnico se había ganado cierto cariño. “Para las que habíamos tenido a [Ignacio] Quereda [anterior seleccionador], la presencia de Vilda era un gran cambio. No es una mala persona. Pero de fútbol no sabe mucho”, recuerda una de las históricas de la selección, ahora ya retirada. “Ha estado con el femenino en todas las categorías y nunca ha habido problemas extradeportivos”, recuerdan en la federación.

Pero las nuevas generaciones nunca tragaron a Vilda. “Nos teníamos que hacer las dormidas cuando pasaba por las noches a controlar y se metía en las habitaciones”, recuerda la misma fuente. El problema, en cualquier caso, no era las limitaciones en la gestión del entrenador —”Es el típico inseguro y manipulador, que quiere controlar todo y se rodea de mediocres”, expone un exmiembro de su cuerpo técnico—, el problema era su falta de conocimiento futbolístico. “Nosotros preparamos los partidos solos. La estrategia individual de Vilda no nos servía”, comentan desde el entorno de una de las campeonas del mundo. La federación, en cualquier caso, señaló en su comunicado: “La RFEF se queda con un extraordinario legado deportivo gracias a la implementación de un modelo de juego reconocido y una metodología que ha sido motor de crecimiento para todas las categorías femeninas de la selección”.

Vilda ya sabía que su mensaje no calaba en las futbolistas. Lo sabía desde la Eurocopa 2022, nunca tan claro desde que 15 jugadoras pidieron no ser convocadas el pasado septiembre. Algunas apostaron por su carrera, otras por sus valores, hoy todas unidas contra Rubiales y Vilda. “No puede seguir. Tiene a las jugadoras en contra y le renunció todo el cuerpo técnico. ¿Qué más tiene que pasar?”, se pregunta una veterana del Barcelona. Y no tuvo que pasar nada más. Vilda se quedó solo. Sin cuerpo técnico ni futbolistas, sobre todo sin el apoyo de su gran valedor: Rubiales.

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