Hallado muerto en su celda Igor Postolache, el asesino de la niña Erika Yunga en Oviedo | Sociedad

Igor Postolache, quien el año pasado asesinó a Erika Yunga, de 14 años, ha aparecido muerto este miércoles en su celda de la cárcel de Villahierro, en la localidad de Mansilla de las Mulas (León). A primera hora de la mañana, el hombre ha sido hallado ahorcado en su celda, el mismo día en que estaba previsto su traslado a una prisión de A Coruña, después de confirmarse su sentencia, que lo condenaba a prisión permanente revisable, según ha informado la Subdelegación del Gobierno. Postolache, de origen moldavo, había confesado que asesinó y agredió sexualmente a la menor en Oviedo el año pasado, y había asumido el relato de la Fiscalía de que fue un crimen “planeado, con premeditación, alevosía y ensañamiento”.

Fue en abril de 2022. Apenas tres semanas antes del crimen, Postolache, que entonces tenía 31 años, se había mudado al edificio en el que también vivían Yunga y su familia, en el barrio ovetense de Vallobín. La familia de la niña es de origen ecuatoriano y residía en España desde hace décadas. Yunga regresaba del instituto para comer con su familia y, según contaron algunos vecinos, esta se alarmó al ver que la menor no llegaba a casa, pese a haber llamado al telefonillo desde el portal para poder entrar en el inmueble. Uno de sus hermanos bajó a buscarla y en el rellano se encontró un reguero de sangre que lo condujo hacia el interior de un piso de la primera planta, donde residía Postolache.

Tras dar la voz de alarma, los agentes de la Policía Nacional que llegaron al lugar hallaron a la menor con varias heridas de arma blanca, algunas de ellas de carácter defensivo, y también al autor del crimen, que tuvo que ser trasladado al hospital para ser atendido de las lesiones que se había provocado a sí mismo tras cometer el crimen. Según el Ministerio Fiscal, el hombre estudió los horarios de entrada y salida de la menor de su domicilio y planeó asaltarla en el portal del edificio en el que ambos residían. La atacó allí mismo. A continuación la llevó a su piso para agredirla sexualmente, tras propinarle varias puñaladas más que causaron la muerte de la niña.

El pasado mayo, Postolache, quien había asumido los hechos y llegado a una conformidad, fue condenado a prisión permanente revisable por un delito de asesinato, y a 12 años y seis meses de cárcel por agresión sexual.

Tras su detención, Postolache ingresó en la prisión de Villahierro, donde se aplicó durante algunos meses el protocolo de prevención de suicidios, y permaneció en una celda vigilada las 24 horas del día con un preso de confianza, un protocolo que según fuentes penitenciarias ya no se le aplicaba. Funcionarios de prisiones han afirmado de que durante su estancia en la prisión leonesa apenas hacía vida fuera de la celda y no socializaba con el resto de reclusos.