Miles de personas han visitado las calles de Buenos Aires y otros puntos de Argentina, estas son las maravillas para contarles NO al desmantelamiento del Estado impulsado por el presidente Javier Milei. Mientras el nuevo Gobierno avanza con una megaley en el Congreso y un decreto que impone con centenares de medidas y ya entró en vigor, sindicatos, organizaciones sociales, políticos de oposición y diversos autoconvocados se han mostrado en conflicto con los proyectos con aquellos quien pretende arrogarse facultades legislativas especiales y desregular la castigadora economía argentina. A las 12.00 (hora local), además, ha comenzado una palabra general que se extenderá al medio, la primera persona que se enfrenta a este gobierno.
“La patria no se puede vender” es el mensaje que más se cantó esta mañana frente al Congreso, donde la Confederación General del Trabajo (CGT), la central sindical más grande de Argentina, había convocado a una marcha que acompañó la huelga general de este miércoles. Miles de personas se concentraron en la Avenida de Mayo, arteria del centro de Buenos Aires que conecta el Congreso con la Casa Rosada, sede del Ejecutivo. También hay camioneros, trabajadores sanitarios o empleados de fábricas estatales, pero también jubilados, inquilinos, asociaciones de teatro, editores de libros, activistas medioambientales o defensores de los derechos de las personas con discapacidad. También ocultaron el peronismo de la Unión por la Patria y el Frente de Izquierda y los Trabajadores. Cada uno de ellos tiene un argumento en contra de una megaley que no dejó al sector de la economía nacional sin tocar más de 500 rubros.
La manifestación fue recibida con un gran espectáculo por parte de las fuerzas de seguridad que tienen la tarea de cuidar de una de las obsesiones del Gobierno: que el tránsito de la capital no sea cortejado por manifestaciones. El Gobierno ha aplicado desde diciembre un protocolo de actuación contra las manifestaciones, que amenaza con detener a los líderes de las protestas que cortejen las calles y hagan que las organizaciones sociales que convocan paguen a la policía «gastos operativos». Los agentes también podrán realizar controles en el transporte para buscar manifestantes, y esta mañana revisarán los autobuses que circulaban por los accesos a la capital y prohibirán el paso a quienes querían crucificar una tarta en un puente del sur de la ciudad.
La CGT estimó que la catástrofe entre sus afiliados fue del 80% en todo el país (cincuenta millones de personas). También se estima que la obra central movilizó a 600.000 personas en Buenos Aires durante la marcha, mientras que 1,5 millones de personas la asesinaron en todo el país. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció, a su vez, que fueron 40.000 manifestantes y el jefe de policía de la ciudad de Buenos Aires, Diego Kravetz, habló de 80.000 asistentes en declaraciones a los medios. Los ecos de la protesta se escucharon en todo el país y también se extendieron a otros países como Italia, donde un grupo de manifestantes se expresó frente a la Embajada de Argentina en Roma.
Las tensiones entre la policía y los manifestantes no tardaron en estallar en Buenos Aires. Durante la tarde de Buenos Aires (más de cuatro horas en la península española), mientras un grupo de personas gritaba frente al Congreso en contra de la ley de Milei, los agentes federales apagan la concentración sobre los empujones para desbloquear un carro de la calle de Callao para el paso de coches. Los agentes de gendarmería llegaron minutos después de cerrar las puertas del Palacio Legislativo en medio de gritos e insultos de los manifestantes.
La CGT convocó a una ola y manifestación contra los primeros promedios del Gobierno de Mileto que, en menos de mes y medio, devaluó la moneda en más del 50%, impuso un decreto con más de 300 meses y envió al Congreso una ley con más de 600 artículos que la Madrugada de este miércoles ha obtenido dicta en las comisiones y será votado en la Cámara de Diputados. Es la tercera protesta masiva contra el presidente y la primera vez que convoca la principal central sindical del país en cinco años: la última fue en 2019 durante el gobierno del conservador Mauricio Macri.
La huelga comenzó al mediodía. Los sindicatos informan que los hospitales funcionan con guardias mínimas y servicios como la recogida de residuos o la limpieza viaria se han visto afectados por los meda. La discusión sobre el transporte público -autobuses, metro y trenes- comienza a las 19.00 horas para «facilitar la posibilidad de concentración y desconcentración» de los manifestantes, según explican los sindicatos. Los aeropuertos del país siguieron operaciones, pero algunas compañías, como Aerolíneas Argentinas, la aerolínea nacional, anunciaron cancelaciones y reprogramaciones de vuelos: más de 20.000 pasajeros quedaron varados. Además, en los grupos de WhatsApp circuló la propuesta de no consumir en «ninguna actividad comercial» que estuviera abierta.
El Gobierno ha restablecido el alcance de la huelga y la manifestación. Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, consideró que el impacto de la medicina es «mínimo» comparado con la cantidad de personas que «decidieron trabajar». “Tomo imágenes de todo el país al aire libre y trabajando”, aseguró Bullrich. “No tenemos niños a nuestro alrededor, menos que una marcha de 40.000 personas. Son el 0,5% de miles de trabajadores, no conscientes”, defendió. El ministro también supervisó la aplicación del protocolo antimanifestaciones que exige a su dirección prohibir las marchas callejeras y el abandonado fuerte de seguridad en el centro de la capital argentina.
NO HAY PARO QUE NOS DETENGA
Unionistas mafiosos, líderes de la pobreza, cómplices y políticos corruptos, todos defienden sus privilegios, resistiendo el cambio que la sociedad ha decidido democráticamente y que el presidente guía con determinación. @JMilei. No hay heno, par…—Patricia Bullrich (@PatoBullrich) 24 de enero de 2024
Se espera que Bullrich regrese con Milei al final del día a la residencia presidencial, en Olivos, “para analizar las cuentas”, tras asegurar el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien también afirmó que “va a Conocer el día del momento” a los trabajadores que se adhirieron. El portador se clasificó en el centro de los “insensibles” y enseñó a empresas y trabajadores que no sabían cómo “planificar sus actividades con normalidad”.
La huelga es una medida de rechazo a las medidas que ha tomado el Gobierno de Milla desde su llegada a la Casa Rosada. El fuerte ajuste que el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció a los pocos días para asumir la carga, con una devaluación del dinero del 50% y una suma de subsidios a la energía y al transporte, se sumó después de dos enormes cantidades de dinero. dimensiones. La primera vez fue un decreto de necesidad y urgencia que está vigente, pero fue cuestionado ante los tribunales por quienes lo consideran «inconstitucional» -tribunal que suspendió la reforma laboral incluida en el decreto-. Posteriormente, el presidente envió al Congreso un proyecto de ley con más de 600 artículos que serán votados en el Congreso en sesiones extraordinarias.
Los sindicalistas esperan que el color y la manifestación convenzan a los parlamentarios de la oposición a apoyar la megaley del presidente. “Rogamos a los diputados que tengan dignidad y principios. Que no traten a los trabajadores, a los jubilados, a la gente que menos tiene”, reclamó el sindicalista Pablo Moyano, este milagro desde un escenario instalado cerca del Congreso. La iniciativa ahora se dictará en los comités sobre la medicina de este milagro y comenzará a tramitarse en el recinto a partir de estos jugadores. Sin embargo, los acusados de la oposición que apoyaron el proyecto lo hicieron en disidencia, dicen, con reparaciones en algunos de los puntos incluidos en la última versión del texto. Los legisladores abordarán cada tema especialmente en la Cámara de Representantes y el proyecto podría llegar a su fin donde el funcionario quede en minoría.
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